lunes, 30 de mayo de 2011

Fukushima

Fukushima está en alerta nuclear. En tres de sus seis reactores se teme que el núcleo con el combustible pueda fundirse debido a que no se logra enfriar el combustible y se piensa que la vasija de contención de uno de ellos está dañada. Además, el combustible gastado que estaba en las piscinas del almacenaje está quedándose sin refrigeración. Damos algunas claves para entender cómo se ha llegado a esta situación y lo que puede suponer que continúe.

¿Qué tipo de combustible se usa?

De los seis reactores, cinco utilizan óxido de uranio. El reactor número 3, sin embargo, emplea una mezcla de uranio y plutonio conocida como MOX. Este reactor preocupa a los técnicos porque es un material más letal y que se funde más fácilmente.

¿Cómo funciona la planta?

La central usa una tecnología llamada reactor de agua en ebullición o BWR (Boiling Water Reactor), que es la misma de las centrales españolas de Garoña y Cofrentes. Garoña es un modelo idéntico al reactor 1 de Fukushima. Los construyó General Electric y abrieron en 1971. El combustible o núcleo del reactor se calienta dentro de una vasija llena de agua y protegida por una estructura llamada de contención. El combustible alcanza hasta 2.000 grados y hace hervir el agua. El vapor es conducido por tuberías hasta una turbina que genera electricidad.

¿Cómo se mantiene el sistema?

El mecanismo es como una olla. Para que el proceso sea estable hay que controlar la presión, el vapor y la temperatura. El combustible debe estar tapado por agua para que no se sobrecaliente.

¿Cómo empezó todo?

Los edificios resistieron al seísmo y al tsunami, pero se dañó el abastecimiento eléctrico del exterior. La central activó entonces el sistema de emergencia autónomo, pero la inundación lo estropeó.Sin electricidad, fallaron los sistemas de refrigeración y los núcleos empezaron a sobrecalentarse. Se recurrió a agua del mar para evitarlo, pero no bastó.

¿Qué ocurre cuando el núcleo empieza a calentarse?

El sistema se desestabiliza. En el núcleo hay muchos materiales. Está el combustible de uranio o plutonio y las vainas de metal de circonio que lo protegen. También están las barras de control, hechas de yoduro de boro, un material que frena las reacciones atómicas. Además, hay acero y cemento. Cuando sube la temperatura, todos esos materiales reaccionan sin control. A altas temperaturas el vapor oxida los metales con rapidez. Las vainas se deterioran y el combustible libera partículas radiactivas volátiles. Además, el proceso de oxidación libera hidrógeno, que es explosivo.

¿Qué ha pasado en los núcleos?

En los reactores 1, 2 y 3 ha habido explosiones de hidrógeno y escapes de vapor con esas partículas volátiles. También se han hecho liberaciones controladas de gases para disminuir la presión.

¿Cuál es el parte de daños?

En las vasijas 1, 2 y 3 el combustible está expuesto al aire y el agua sólo cubre hasta la mitad. Esto hace que el proceso de calentamiento del combustible avance. Puede llegar a alcanzar 3.000 grados. El núcleo se convierte en una amalgama de materiales. El uranio o el plutonio, a miles de grados, quedan revestidos de acero y cemento. Como una brasa atómica, es muy difícil enfriarlo. Además, aumenta el riesgo de que la estructura de contención, que es la barrera clave de protección, no aguante y se abra liberando el contenido. De hecho, en los reactores 1 y 2 se cree que esa estructura de contención ha sido dañada y puede tener fugas. Por encima de la estructura de contención está el edificio en sí de la central. Están muy dañados los del 1,3 y 4 y bastante tocado el del 2.

¿Puede haber un Chernobil?

Al parecer no. La diferencia con Chernobil es que aquel reactor no tenía estructura de contención. En Chernobil, el núcleo a altísima temperatura se descontroló saltó por los aires y destrozó el edificio exterior liberando casi todo el contenido. Esto incluía materiales volátiles y las partículas pesadas del combustible. La nube alcanzó miles de metros lo que ayudó a su dispersión a larga distancia. En Fukushima, la presencia de estructuras de contención es clave. Si resisten, se evitará el mal mayor al estilo Chernobil. Además, hay otra diferencia respecto al accidente ucraniano de 1986. En Chernobil el núcleo estaba en plena actividad cuando ocurrió el accidente. En Fukushima, sin embargo, los reactores estaban parando. Cuando se detectó el terremoto, el protocolo de seguridad hizo que los reactores iniciaran la parada y se logró hacerlo antes de que los percances posteriores paralizaran la central. Se hizo así en el reactor 1, 2 y 3. En el 4, 5 y 6 no fue necesario porque ya estaban en mantenimiento y ni siquiera tenían el combustible cargado. Debido a esto, la temperatura de los reactores de Fukushima ahora no es tan intensa como lo era en la planta ucraniana.
Sin embargo, siguen estando muy calientes, y los técnicos creen que quedan todavía muchos días de lucha para evitar la fusión completa del material radiactivo. Y que seguirá habiendo fugas.

¿Qué pasa con las piscinas?

Es un gran problema extra. El combustible gastado durante años se guardaba en la central de Fukushima en piscinas situadas en la parte alta del edificio del reactor. El combustible gastado mantiene un calor residual de cientos de grados y debe estar tapado con agua para enfriarlo. Tiene una altísima radiactividad. En el reactor 4 la piscina está sin agua y el combustible ha empezado a calentarse. Lo mismo ocurre en la piscina 3. Las piscinas 5 y 6 también se están calentando.

¿Qué sustancias se han emitido?

Han salido las partículas más ligeras. Gases nobles como el kriptón y el radón y elementos como el yodo, el cesio, el estroncio, el rutenio y el tritio. La radiación ha alcanzado en algunos instantes 400 milisieverts / hora, 400 veces más de la dosis anual recomendada.
 Imagen aérea de la central nuclear el miércoles 16 de marzo. | AP

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